La historia ha evidenciado una y otra vez que los mercados, bien regulados y supervisados, representan la forma más eficiente, más no infalible, de asignación de los recursos dentro de una economía. Los intentos de suplantar dicho mecanismo por versiones de planificación centralizada han fracasado en múltiples ocasiones. A nivel del pueblo consumidor el resultado era el mismo: no estaban disponibles los productos necesarios y requeridos.
Lo oportuno
El concepto que la Real Academia asigna al adjetivo oportuno es el siguiente:
Que se hace o sucede en tiempo a propósito y cuando conviene.
Cuando los distintos gobiernos implantan controles de precio provocan dos consecuencias inmediatas: escasez y la aparición de un mercado negro. A mi parecer lo que más nos afecta como consumidores es la falta de oportunidad ( conveniencia de tiempo y de lugar) para obtener los productos necesarios para llevar una cotidianidad relativamente normal. ¿De qué nos sirve que la leche esté barata si muchas veces no la conseguimos en los anaqueles? ¿Qué beneficioso tiene que un cartón de huevos sea "barato" por decreto si no los consigo cuando me provoque?. Sabiamente la gente comúnmente dice que "no hay producto más caro que aquel que no se consigue".
Dólar racionado
Es claro el efecto que tienen los controles de precios en productos finales específicos, daño que muchas veces queda limitado a ese producto por ubicarse en la parte final de la cadena productiva. Una historia completamente distinta se desarrolla cuando ese tipo de control es aplicado a las divisas necesarias para la adquisición de productos importados, los cuales van desde alimentos hasta repuestos necesarios para el funcionamiento de plantas de producción nacional.
Ante un descenso importante y significativo de la entrada de dólares al país, el gobierno optó por eliminar el mercado permuta e implantar el Sistema de Administración de Títulos en Moneda Extranjera (SITME) como un mecanismo para el racionamiento de las escasas divisas, además aprovecharon también para fijar de manera centralizada un nuevo precio de cotización para el dólar.
Como muchos de ustedes saben el SITME no está entregando la totalidad de las divisas requeridas. Este mecanismo está afectando el acceso oportuno de las diferentes empresas a las divisas necesarias para cumplir con sus compromisos en el exterior, y el efecto negativo es bastante amplio ya que afecta de manera indiscriminada a diferentes instancias en la cadenas de producción y dicho efecto se está esparciendo por el carácter sistémico de la economía. Es decir, si una empresa A no puede traer el producto X esencial para elaborar el producto Y, el cual es a su vez la materia prima de la empresa B, la ausencia de las divisas para la adquisición de un solo producto termina afectando a más de una empresa. Imaginen este ejemplo llevado a escala de la economía de un país, cuya dinámica es compleja, entrelazada y frágil.
Efectos
No pasará mucho tiempo para que esa entrega selectiva e inoportuna de divisas tenga sus efectos en la economía venezolana. Como bien señalan muchos analistas, en los próximos meses aumentará significativamente la escasez de diferentes productos en los estantes. De la manera más dura nos daremos cuenta que era preferible un dólar caro pero oportuno, que uno racionado pero inaccesible.
Situación compleja
El gobierno se enfocó en los daños que podría ocasionar un dólar alternativo o permuta desbocado en su precio, y las medidas adoptadas apuntaron a limitar ese daño, pero ocasionando la perversa dinámica que les describí anteriormente. Desde mi punto de vista el gobierno debería flexibilizar la entrega de divisas, pero ello se debe realizar con medidas simultáneas que busquen aliviar y disminuir la demanda de divisas. Eso pasa por recrear un ambiente menos hostil para los agentes productivos del país para así elevar los niveles de inversión interna, sustituir importaciones por producto nacional, bajar el riesgo jurídico, etc, etc.
Para esa flexibilización es necesario que el gobierno confíe en el mercado, un mercado que no tenga tanto ruido político y jurídico, un mercado que esté debidamente regulado y supervisado, pero que le permita a los actores económicos acceder a las divisas necesarias en un momento oportuno. Sólo de esa forma, nosotros los consumidores, podremos contar con los productos que queramos y cuando los necesitemos.
2 comentarios:
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