Por muchas décadas mucho se ha hablado del modelo rentista de la economía venezolana. Prácticamente todos los gobiernos fueron acertados en el disagnóstico pero nunca han aliviado el malestar. Hoy se aviva el tema en la opinión pública, y hoy me animo a compartir con ustedes una parábola minimalista que busca llevar a lo terrenal esta recurrente característica de nuestra economía.
Nuestro petróleo es como un gran y espectacular apartemento heredado por una familia de numerosos hermanos. Una vez heredado, por consenso se decide alquilar, cosas que es muy fácil ya que el apartamento es muy buscado en el mercado inmobiliario. La familia para facilitar las labores de administración, elige a un grupo de hermanos para que se encargue de todo lo relacionado al apartamento, cobro del alquiler, remodelaciones a la propiedad, inversiones y repartición de esos ingresos. Hasta ahora, no existe problemas. Una vez que empiezan a ingresar los fondos también comienzan los problemas. Los hermanos encargados de la administración prometen inmediatamente después de la elección que repartirán los ingresos de una manera equitativa y que harán las inversiones necesarias para que el patrimonio familiar crezca de manera perpetua. Una vez que los ingresos entran a las arcas familiares, comienzan movimientos extraños en la contabilidad: gastos de administración excesivamente altos, inversiones de dudoso resultado, etc. Al mismo tiempo, la familia se divide en grupos, unos se apegan a la administración de turno y otros se oponen; con el tiempo el nivel de vida del grupo de hermanos que controla la administración y de los grupos que los apoyan sube de manera grotesca. Asimismo, el grupo "fuerte" de la familia comienza a cortejar a la mayor cantidad de hermanos para garantizarse una reelección.
Estos ingresos de renta, además de dividir a la familia, desincentiva a gran parte de ella a buscar otros medios de ingresos. Muchos se conforman con lo poco que les llega, y otros se dejan convencer por las promesas del grupo administrador de un futuro prometedor. En el largo plazo, la familia no produce nada, no trabaja para generar ingresos adicionales a los de la renta, la cual se hace marginalmente pequeña una vez que cada uno de los hermanos herederos comienzan a formar su propia familia.
Al acercarse el momento de elegir a la nueva administración, la lucha por el "poder" se calienta. El grupo aspirante culpa a la administración de turno de negligencia, de no repartir equitativamente los ingresos de la renta del apartamento, de no realizar las inversiones necesarias para obtener ingresos adicionales aparte de lo generado por la propiedad heredada, por lo que prometen a la familia cambiar esa triste realidad y devolverles lo que en realidad le corresponde. La familia se deja llevar por su descontento y elige a un nuevo grupo de hermanos como administradores, sin sospechar que este nuevo grupo seguirá con la misma dinámica del anterior.
La familia tarde o temprano entenderá que como conjunto tienen que trabajar, que en el largo plazo es imposible que todos vivan de esa renta, no importa si aumentan el precio del alquiler o manipulen el mercado para que éste suba. Cada uno de los hermanos se dará cuenta que deben dedicarse a realizar las actividades en las que realmente son productivos y talentosos, y que la suma de ese trabajo arduo de todos y cada uno de ellos hará que el patrimonio familiar crezca año tras año. Al cabo de unos años, el ingreso por renta será una pequeña porción del ingreso total generado por la familia, será bienvenido pero nunca más dependerán de él para subsistir.
Todos los hermanos y sus descendientes aprenderán dos lecciones importantísimas como seres humanos, uno, el bienestar familiar o de cualquier país es el producto de la innovación y el trabajo arduo, dos, comprenderán que son todos hermanos y no deben arriesgar su lazo filial, lo que los ha unido históricamente, por repartirse un botín, el cual por cierto, no fue forjado o trabajado sino heredado.
Nuestro petróleo es como un gran y espectacular apartemento heredado por una familia de numerosos hermanos. Una vez heredado, por consenso se decide alquilar, cosas que es muy fácil ya que el apartamento es muy buscado en el mercado inmobiliario. La familia para facilitar las labores de administración, elige a un grupo de hermanos para que se encargue de todo lo relacionado al apartamento, cobro del alquiler, remodelaciones a la propiedad, inversiones y repartición de esos ingresos. Hasta ahora, no existe problemas. Una vez que empiezan a ingresar los fondos también comienzan los problemas. Los hermanos encargados de la administración prometen inmediatamente después de la elección que repartirán los ingresos de una manera equitativa y que harán las inversiones necesarias para que el patrimonio familiar crezca de manera perpetua. Una vez que los ingresos entran a las arcas familiares, comienzan movimientos extraños en la contabilidad: gastos de administración excesivamente altos, inversiones de dudoso resultado, etc. Al mismo tiempo, la familia se divide en grupos, unos se apegan a la administración de turno y otros se oponen; con el tiempo el nivel de vida del grupo de hermanos que controla la administración y de los grupos que los apoyan sube de manera grotesca. Asimismo, el grupo "fuerte" de la familia comienza a cortejar a la mayor cantidad de hermanos para garantizarse una reelección.
Estos ingresos de renta, además de dividir a la familia, desincentiva a gran parte de ella a buscar otros medios de ingresos. Muchos se conforman con lo poco que les llega, y otros se dejan convencer por las promesas del grupo administrador de un futuro prometedor. En el largo plazo, la familia no produce nada, no trabaja para generar ingresos adicionales a los de la renta, la cual se hace marginalmente pequeña una vez que cada uno de los hermanos herederos comienzan a formar su propia familia.
Al acercarse el momento de elegir a la nueva administración, la lucha por el "poder" se calienta. El grupo aspirante culpa a la administración de turno de negligencia, de no repartir equitativamente los ingresos de la renta del apartamento, de no realizar las inversiones necesarias para obtener ingresos adicionales aparte de lo generado por la propiedad heredada, por lo que prometen a la familia cambiar esa triste realidad y devolverles lo que en realidad le corresponde. La familia se deja llevar por su descontento y elige a un nuevo grupo de hermanos como administradores, sin sospechar que este nuevo grupo seguirá con la misma dinámica del anterior.
La familia tarde o temprano entenderá que como conjunto tienen que trabajar, que en el largo plazo es imposible que todos vivan de esa renta, no importa si aumentan el precio del alquiler o manipulen el mercado para que éste suba. Cada uno de los hermanos se dará cuenta que deben dedicarse a realizar las actividades en las que realmente son productivos y talentosos, y que la suma de ese trabajo arduo de todos y cada uno de ellos hará que el patrimonio familiar crezca año tras año. Al cabo de unos años, el ingreso por renta será una pequeña porción del ingreso total generado por la familia, será bienvenido pero nunca más dependerán de él para subsistir.
Todos los hermanos y sus descendientes aprenderán dos lecciones importantísimas como seres humanos, uno, el bienestar familiar o de cualquier país es el producto de la innovación y el trabajo arduo, dos, comprenderán que son todos hermanos y no deben arriesgar su lazo filial, lo que los ha unido históricamente, por repartirse un botín, el cual por cierto, no fue forjado o trabajado sino heredado.
5 comentarios:
fabuloso Henkel!
me gusto mucho
Irene
Lo lograste Henkel, KISS, ojalá el apartamento todavía pueda hacerse competitivo y que la familia identifique sus ventajas comparativas. Te voy a seguir en Twitter, Zen_CarlosSimon.
Garcias Irene, y gracias Carlos
Muy buen artículo henkel, describe de forma muy ilustrativa y explícita la realidad de los paises que dependen de las rentas petroleras.
Gracias Johnathan!!!
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