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martes, julio 28, 2009

Control de Precios en Venezuela

Cuando leo la implementación de controles de precios a ciertos rubros de la economía, lo primero que me viene a la mente es el dicho popular, "pan para hoy, hambre para mañana". La política de control de precios no es exclusiva del actual gobierno, recuerdo que en otras ocasiones se han implementado con el mismo resultado final, macroajustes en los precios de los rubros controlados unos meses después de la fijación de precios máximos de venta. La historia se repite una y otra vez, como parece corroborar el titular de El Universal, "Mercal elevó el precio del Pollo en 167% y del arroz en 32,3%".

Hace unos años atrás defendía con más vehemencia el libre mercado, pero he aprendido que mercados totalmente desregulados también pueden terminar haciéndole un gran daño a la economía, como ocurrió con la desregulización del sector financiero en los Estados Unidos. Sin embargo, hay lecciones propias de Economía 101, que son imposibles de ignorar, como lo es el forzar un precio fijo a productos en la economía. El papel del gobierno debe circunscribirse a garantizar un mercado transparente, eficiente, fluído y con reglas claras; incentivando la sana competencia en pro de productos más baratos y de mejor calidad que satisfagan las necesidades de los habitantes. Cuando los gobiernos fijan precios de productos, lo que hacen es distorsionar el mercado perjudicando a los consumidores finales. Por lo general esa distorsión termina en escasez y desabastecimiento de los productos regulados, así como una disminución en la calidad en esos productos.


Por otro lado, la excesiva regulación provocará que el mercado cree mecanismos más "eficientes" (comparados con los generados por la regulación) y alternativos al mercado regulado; y es por ello que para cada rubro regulado nace un mercado negro o paralelo. En Venezuela lo vivimos hace unos meses con las caraotas, los huevos, la leche, etc. De hecho, lo que les menciono no se limita a alimentos, hay otro activo que tiene un control de precio y que maneja uno de los mercados negros más grandes (y muy lucrativos para algunos) de nuestra historia: el dólar.

Algún radical puede sentirse incómodo con mi exposición, pero la realidad es irrefutable. Sin embargo, quizás en alguna circunstancia especial un control de precios sea la única solución, pero debe ser una medida coyuntural y de cortao plazo mientras se solucionan los verdaderos y estructurales problemas que tenga algún mercado en un momento dado. Ese precisamente el principal mal que tenemos los venezolanos, nunca atacamos o solucionamos los problemas estructurales, somo expertos en colocar pañitos calientes, en correr la arruga; somos unos miopes cortoplacistas que nos lleva a tomar decisiones improvisadas y poco eficaces.

Mi esperanza está en la creación de una opinión pública sabia y exigente, crear una masa social contralora que obligue a los políticos a seguir una agenda de interés nacional y no una personal astutamente disfrazada...

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